Por Dairo Barriosnuevo*
Solo hasta mediados de la
década de los 90, fue que en Colombia, se llegó a saber sobre la existencia de este maravilloso sonido musical,
gracias, a que Jarold Sarmiento, uno de los picoteros de ese momento en el picó
“El Torres” en concierto de Barranquilla, de propiedad del señor Armando
Villa, se consiguiera el este long play, luego de que Aroldo (El Flaco) Iriarte, uno
de los administradores del picó El Rey de Rocha, se lo cediera.
Para los cartageneros, en
ese momento, la música africana ya no era de gran significación, ya no
tenía ningún valor económico ni comercial, por aquello, de que los picós Cartageneros, se comportaban, se creían como
si se trataran de pequeñas casas disqueras, se dedicaron a lanzar, promocionar y comercializar música y discos de producción local, música de cantantes de
los barrios populares de Cartagena, más que nunca, la llamada champeta criolla, se encontraba en todo su furor en la ciudad amurallada.
El Gran Torres de la década de los 90 |
Armando Villa |
Armando Villa, quien para entonces,
era propietario de los dos picós más importantes en la ciudad de Barranquilla
“El Gran Torres En Concierto” y “El Pijuán Máquina Total” de manera simultánea.
Lo cierto es, que El Torres y El Pijuán lo empezaron a programar, sin embargo, estos dos aparatos de sonido, no serían, los que realmente le dieran la puntada final pegando este disco ante un público bailador, corte musical llamado: “Liwa Ya Ndika Somo” del cantante congolés “Johnny Bokelo” y la orquesta África Mbonda, el cual fue grabado en la ciudad de París en el año de 1983, bajo el sello disquero J.B.L. Pues bien, quien realmente lo sonó y lo proyecto fue un tercer picó llamado “El Arvi” cuyo nombre fueron las iniciales de Armando Villa.
Eso fue para el año de 1998, lo curioso, es que para ese momento, este último aparato de sonido ya no tenía tocadiscos en su torna mesa, lo que pegaron fue un audio.
El Arvi fue un pequeño
sonido de formas comprimidas, pero tenía un sonido tan potente y claro, que
superaba a cualquier muralla con parlantes que le pusieran al lado, de modo, que
desde el primer momento en que lo prendían, dejaba boquiabierto con exclamación y todo tipo de comentarios positivos, a todo el público barranquillero presente, que lo vio y escuchó. El Arvi tuvo corta vida, lo
armaban solamente para competir en los llamados encuentros o duelos picoteros, fue
además, la antesala, o el inicio de una nueva potencia de sonido, y que posteriormente, se llamara “El
Skorpion Disco Show” claro, que esa es otra historia.
Lo cierto es, que El Torres y El Pijuán lo empezaron a programar, sin embargo, estos dos aparatos de sonido, no serían, los que realmente le dieran la puntada final pegando este disco ante un público bailador, corte musical llamado: “Liwa Ya Ndika Somo” del cantante congolés “Johnny Bokelo” y la orquesta África Mbonda, el cual fue grabado en la ciudad de París en el año de 1983, bajo el sello disquero J.B.L. Pues bien, quien realmente lo sonó y lo proyecto fue un tercer picó llamado “El Arvi” cuyo nombre fueron las iniciales de Armando Villa.
Eso fue para el año de 1998, lo curioso, es que para ese momento, este último aparato de sonido ya no tenía tocadiscos en su torna mesa, lo que pegaron fue un audio.
Picó El Arvi |
"Liwa Ya Ndika Somo" fue
identificado con el piconema de “El Asalto N.2,” gracias, a que tiene los tonos
y colores de los sonidos muy parecidos a otro tema de música y que fuera un éxito picotero con antelación. Hago referencia al corte "Sylvia" de la orquesta Massako 82, el cual le llamaron “El Asalto.”
Martín Olascoaga (Picotero) |
Los picoteros que mandaban
la parada imponiendo como exclusivo este disco fueron Martín Olascoaga, Manuel
Acuña (El Biónico Mañe), además de Jarold Sarmiento.
Manuel Acuña "Biónico Mane" (Picotero) |
Al cabo de un tiempo, cuando
ya el disco era muy solicitado por el melómano, bailador y el público en
general, despertó el interés de algunos propietarios de picó y de coleccionistas
de música, fue entonces, cuando los administradores del picó “El Rey de Rocha”
con sede en la ciudad de Cartagena, comenzaron a solicitarlo y reclamarlo como suyo, por ser ellos, los reales dueños del disco, de modo, que se lo mandaron a pedir a Armando
Villa, este ni corto ni perezoso les dijo, que para devolverlo, tenían que
pagarle una suma en efectivo de $700 mil pesos, por tomarse el trabajo de lanzarlo, promocionarlo y convertirlo en
un nuevo éxito en los bailes de verbena del caribe colombiano.
El Biónico Mañe dice, que
los hermanos Iriarte del picó El Rey, pagaron por el disco, sin embargo, antes
de entregarlo el preciado ejemplar musical, ya se le había sacado una copia del audio, para tenerlo y seguirlo
programando. Por su parte, Armando Villa, no recuerda haber recibido tal dinero a
cambio de este disco, ni tampoco recuerda a quién fue que se lo entrego.
Jarold Sarmiento por su parte, dice, que en ese momento, el disco llegó a cotizarse hasta en 1 millón de pesos.
Jarold Sarmiento (picotero) |
Jarold Sarmiento por su parte, dice, que en ese momento, el disco llegó a cotizarse hasta en 1 millón de pesos.
Un modelo más reciente del "Gran Torres" en Concierto |
Sea mito o realidad lo de esta
transacción, lo que si es cierto, es, que el valioso acetato original de Johnny
Bokelo, fue a parar a las manos de un nuevo aparato de sonido que se abría camino
en la ya disputada plaza verbenera de Barranquilla, se trataba del picó “El
Moreno Mega Show” de propiedad de Angel Moreno.
Agradecimientos:
Armando Villa
Manuel Acuña
Jarold Sarmiento
Carlos Estrada
Fotos: Perfiles de Facebook
Enlaces de Youtube
*Artista plástico, docente e
investigador cultural.