miércoles, 27 de julio de 2022

Iconologías Picoteras De Dairo Barriosnuevo

      Por Donaldo Donado Viloria*

En su más reciente obra, Dairo Barriosnuevo reincide en su eterno tema, el picó barranquillero. Esta vez acude con su realismo limpio a la muestra de una parte por el todo, una especie de sinécdoque (figura literaria) de la pintura. La parte ilustrada o expresada en la serie de catorce cuadros titulada Iconologías picoteras es la columna picotera, ese micromundo del bafle mayor, que sirve para difundir mejor el sonido brillante de la música entre la gente o entre diferentes espacios de la verbena. Por lo general la integran tres parlantes pequeños. Eso con respecto al artefacto tecnológico.


El Gran Fredy y El Nuevo Junior



El Gran Fidel y El Gran Che


El Gran Pijuán y El Solista

A Barriosnuevo lo que le interesa es el

lienzo que resalta o flota sobre los

parlantes, en el que aparece una imagen

corporativa del picó y el nombre con la

caligrafía nítida y los colores intensos

de la publicidad popular; pero también el

entorno en el que casi siempre

se encuentran estas columnas: paredes,

terrazas de casas, calados, muros,

troncos de árboles, postes, rejas de

ventanales, arcos de canchas de fútbol,

toldos y cuanto sirva para

colgarlas dentro de la verbena o baile.

Es la exaltación del detalle, la gota de

agua por el río, la flor por el jardín, una

letra por el abecedario.



El Nuevo Latino y El Timbalero



El Rojo y El Coreano



El Isleño y El Rumbavana


El Dragón y El Gran Lobo


En la historia del picó barranquillero hay un olimpo de pintores callejeros y uno académico que han aportado a su identidad y reconocimiento, como Gerson Costa, Belisario De La Matta (Belimasth), Alexander Lugo (Alsanders), Alberto Cuesta Rodríguez (Alcúr), Samuel Pacheco (El Zurdo) y el maestro William Gutiérrez, egresado de la Universidad del Atlántico. La característica de estos pintores es que han pintado sobre el picó imágenes poderosas, multicolorídas y nombres identitarios, con los que han creado personalidades culturales, musicales, casi que artefactos de combate. Mientras que Barriosnuevo ha pintado la sociología de la verbena, el picó con el relumbrón de su nombre y su tamaño descomunal en el altar mayor, el bailador (retos o piques, indumentarias, pases, etc.), las escenas de levante o seducción de las parejas, la arquitectura de las casas. Lo único que les falta a las pinturas de Barriosnuevo es el calor ardiente, la brisa fresca de la tarde y la música estentórea con ritmos africanos, asiáticos, antillanos y caribes en general.




El Gran Torres y El Sibanicú


El Chileno y El Ultimo Hit


El Raspy y El Británico


El King Nando y El Master


Ahora reluce en su nueva obra la misma luz incandescente de Barranquilla, la nitidez de las líneas, los colores pasteles y, en el centro, la pequeña columna de los monumentales y más famosos picós de la ciudad, como El Sibanicú, El Gran Pijuán, El Solista, El Timbalero, El Gran Torres, El Raspy, El Británico, El Dragón, El Gran Lobo, El Fidel, El Gran Ché y El Nuevo Latino, entre otros. En cada una de estas quince nuevas pinturas de Barriosnuevo aparecen las columnas en parejas, en una evocación de los tensos, atronadores y multitudinarios duelos de picós que han protagonizado la vieja rivalidad de los picós de la ciudad entre sí y los de Cartagena.



El Gran Kong y El Concorde

El Gran Tony y El Guajiro



El Conde Y El Supersónico


El Rey y El Sabor

Es raro, diría que excepcional, aquí o en cualquier lado, encontrar una obra pictórica dedicada exclusivamente a recrear un espacio de celebración de la cultura popular, como la verbena barranquillera, con todo su universo particular, como lo ha hecho Barriosnuevo, en el que el resalta el picó como un tótem de sonido. Esta obra quedará en la historia de la cultura popular, de la ciudad. Los arqueólogos del futuro, cuando estudien y desentierren esta época con la verbena y el picó, quizás ya extintos o transformados, la encontrarán como muestra elocuente, como creatividad ilustradora. Con seguridad, en esos momentos, ya el picó y la verbena habrán sido reconocidos por las elites y autoridades como marcas de cuna de todos y aparecerán en el escudo de armas de la ciudad.


*Periodista y Documentalista.

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