martes, 2 de enero de 2018

¿Qué Es "El Piconema" En El Caribe Colombiano?


Discoteca del picó El Timbalero Barranquilla

Por Dairo Barriosnuevo*

En la región del caribe colombiano, a través del tiempo, se hizo costumbre, la siguiente práctica social y colectiva, como la de bautizar, o más bien, la de rebautizar con un nuevo título y/o sobrenombre, aquellos discos y audios, que son venidos o traídos del exterior, canciones, cuyas letras llegan en idiomas o lenguas, no hispano hablantes, práctica ésta, que es calificada por muchos, como la de un tropicalismo macondiano, pintoresco y hasta jocoso, por lo inverosímil, que resultan algunos de estos nuevos títulos o seudónimos.

Este fenómeno popular, de acuñarles apodos a los temas de música, casi siempre, se origina desde las llamadas tornamesas o consolas, dentro del sistema de música y sonido picotero, y se les denomina con el término de "El Piconema".

Podemos considerar entonces, que el apodar estos discos, es una manera de españolizar los temas, o más bien, la de costeñizar (de costeño), quizás, en un término mucho más preciso, la de asociar con el contexto de la llamada cultura de la champeta, o sea, champetizar o Champetuzar.


Antonio "El Mono" Escobar Duque

El término de la palabra "Piconema", surge, en medio de la serie de eventos de música, del ya legendario Festicaribe: Festival De Música Del Caribe De Cartagena.

Según las fuentes, la persona, que inicialmente acuño el término de El Piconema, para referirse, a la serie de apodos distintivos, que el pueblo, le endilga a toda esta música del mundo no hispano hablante, fue el señor Antonio "El Mono" Escobar Duque, quien organizó y realizó este festival por más de tres lustro.

Claro que eso de apodar la música en el caribe colombiano se remonta desde la década de los 70, a partir de la presencia de música del caribe antillano y casi de inmediato, la música africana y por supuesto, música latinoamericana de Brasil, Surinam y Las Guayanas, pero también de Norteamérica y Europa, música árabe del medio oriente y hasta música de la India. A toda esta música, de alguna manera, se le aplica el llamado Piconema.

En un antecedente remoto, que hallamos, y que es un evidente ejemplo, de lo que hoy, en el caribe colombiano, consideramos, como un caso de piconema, lo encontramos en la siguiente leyenda: 

"El 4 de agosto de 1770 los navegantes ingleses dirigidos por el Capitan James Cook llegan a Australia por primera vez, uno de los oficiales le pregunta a uno de los nativos POR EL NOMBRE DE ESAS RATAS GIGANTES QUE CAMINABAN DANDO SALTOS. Como es lógico estos nativos no sabían nada del idioma inglés, y este solo atino a responder con la palabra KAN GHUR RU. El botanista británico Sir Joseph Banks presente ahí uso esta palabra en sus diarios para darle el nombre al animal que todos conocemos actualmente: Kangaroo o CANGURO (en Castellano).

Luego se supo que la palabra "Kan ghu ru" en el aborigen australiano Guugu Yimidhirr significa "NO LE ENTIENDO", al responderle así a su pregunta. Cabe recalcar que los nativos de este país fue y sigue siendo gente muy pacifica." Por Mario Piccone Díaz.


Portada del CD: The Ritm Of The Night (Son Reebok o Son Nike) Corona

Otro símil, que nos encontramos, en un contexto cultural musical distinto, al de la cultura picotera y champetera del caribe colombiano, es un tema de música que podemos interpretar como un piconema, hacemos referencia, en los ambientes, de música de discoteca, una canción de amplio reconocimiento, un éxito norteamericano de la música mundial, cantado en el idioma inglés: The Rhitm Of The Night (SON REEBOK O SON NIKE), de la agrupación Corona. 
Según los consumidores de canción, "la onomatopeya" de su letra, españolizada, en el circuito de los melómanos y bailadores, la identifican, asociándola, con las reconocidas marcas de zapatos:

Audio del tema de música en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=S_g_A6EgLKY

Por su parte, el investigador palenquero "Sidney Reyes Reyes" sobre este asunto de los piconemas, asegura, no estar de acuerdo con esto, de crearle falsos nombres a los discos, sin embargo, reconoce que cada tema musical dentro de nuestro contexto cultural, tiene su propia historia, anécdota o situación.


Sidney Reyes Reyes


Precisamente, de ahí, es que surgen muchas de las ocurrencias de parte de los picoteros (Disc Jockey), quienes en su mayoría, son los encargados de acuñar los singulares apodos a los discos, en algunos casos, hasta parece un asunto de extraordinarios cuentos y chistes.

Ya para terminar con esta crónica, les traigo un evidente ejemplo, de, ¿hasta donde puede llegar el caso de uno de estos insólitos piconemas?.


Hugo Román, portador del Disco El Partido

En la siguiente foto, el único ejemplar de un legendario tema de música, el cual viene sonando desde la década de los 70, hace parte de un exclusivo listado de discos, los cuales, son los más buscados por los coleccionistas de música y picoteros, quienes desean, tener un nuevo ejemplar que sea original, sin embargo, nadie sabe o conoce, la información original de este disco africano, del que se supone, es de ritmo Highlife de Ghana o Nigeria, el cual recibió el mote o el piconema de "El Partido", porque evidentemente, tiene el borde del vinilo astillado.

Agradecimientos:

- Mario Piccone Díaz
- Sidney Reyes Reyes
- Ángel De La Salsa Barros

Fotos: Hugo Román, Fukafra, Facebook, Google y Youtube.


* Artista plástico e Investigador Cultural

viernes, 13 de octubre de 2017

Un Clásico Picotero y Verbenero Llamado "Watusi La Bamba"


Por Dairo Barriosnuevo*


Picó El  Chileno de Barranquilla, años 80

Enlace del Audio en youtube del disco Watusi La Bamba: 
https://www.youtube.com/watch?v=slRkcr1-ycc

Para el año de 1982, en la ciudad de Barranquilla, en el caribe colombiano, en un mundo musical integrado por un sistema de sonido, existe un mercado paralelo, alterno la cultura oficial, uno de esos contextos llamados undeground, hago referencia al mundo del picó, a donde prevalece la llamada música champeta, música africana y la música del caribe antillano (no hispano hablante) además de la música norteamericana y europea...la cual se le denominaba como música picotera, y más allá...sale a la palestra, este bello corte de música de Rags y Richies: Watusi La Bamba, bajo un sello clasificado como ilegal, denominado "Morgan Records", disco que fuera clasificado por los expertos como música Latín Disco.

Según los picoteros (Disc Jockeys) de la época, como Nayit Tapias, propietario del picó El Duboney del barrio Boston de Barranquilla, dice: que al primer picó que le escuchó este disco fue a el picó El Chileno del barrio Montes al sur de la ciudad de Barranquilla, el cual estaba comandado por el celebre picotero de entonces: Alexander Castro El Zurdo (QEPD). Después que este disco sonara ahí...este éxito musical se escuchó en todo este sistema de sonido picotero.


Alexander Castro El Zurdo:(QEPD) Por Dairo Barriosnuevo
Lo curioso de esta nota es lo que viene a continuación: la mujer que habla de una manera muy sexy, seductora, coqueta, a lo largo de la canción, se llama Maridza Molina, quien con uno de sus comentarios en Youtube, nos hace saber, sobre el contexto de su canción, su experiencia personal, sobre como llegó a ser ella, la figura central, de un célebre éxito musical, a nivel mundial. 

A continuación, el texto fue traducido al idioma español, en palabras textuales, compartimos este simpático y entretenido comentario:

"Hice la voz femenina de habla española en este disco para el año de 1982 - 83. Yo no canto en absoluto y mi español no es muy bueno, sin embargo, un amigo, cuyo nombre es Chaz Jonesme, me pregunto, que si podía hacerle el favor de ayudarlo para la grabación de una canción.

Necesitaban una chica para hablar un poco, para un disco en él que estaba trabajando. Le hice el favor y nunca pensé en lo que me aguardaba, hasta que tres meses más tarde, mientras me trasportaba en un taxi, cuando de pronto sonó mi canción y GUAU, de un momento a otro, me encontraba recibiendo llamadas, y el gerente como loco me estaba haciendo reservas.

La canción sonó en todas las estaciones de radio, se convirtió en oro para América del sur, incluso, abrí el telón para una presentación de Madona en el Copacabana.

Fue para mí una experiencia inolvidable, recibí un maravilloso trato, como la de una artista. Fue sin duda, una experiencia extraordinariamente grata y muy divertida."


Agradecimientos:

Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=CJjyrDGmxIY

Fuente::Nayit Tapias


Fotografía: Africolombia y Fukafra


Obra de Dairo Barriosnuevo: dibujo a lápiz de color 50 X 70 cm


* Maestro en Artes Plásticas e Investigador Cultural.





lunes, 14 de agosto de 2017

ETIMOLOGIA DE LA PALABRA PICÓ

Por Sadid Ortega Pérez*

Sadid Ortega Pérez
El 21 de febrero de 1979, Juan Gossaín escribió una crónica en El Heraldo sobre una investigación que tituló: El Picó: Alma y Nervio Del Carnaval. En ella define que la palabra picó proviene del verbo inglés PICK - UP, que significa llevar, traer, alzar, levantar. Por lo tanto el picó es una máquina que sirve para aumentar, alzar el volumen del sonido de los discos. 

Eso no es cierto. La verdad es que picó viene del sustantivo PICKUP, una sola palabra, que literal mente significa lector (según el diccionario de términos técnico del inglés de Javier Collazos, 1986). Es decir Pickup es el dispositivo mecánico del tocadisco que termina en una aguja que es el encargado de leer la música grabada en los surcos del disco. Es el brazo del tocadisco. El Pueblo por sinécdoque (sinécdoque cuando se toma la parte por el todo) adaptó la palabra PICKUP (picó en español) a todo el equipo, a todo el escaparate musical.

Bibliografía:

El Heraldo. Febrero 21/79

Trabajo presentado en el foro sobre El Carnaval, en la Facultad De Bellas Artes De La Universidad Del Atlántico. Febrero 4 de 1999.

* Profesor de La Uniatlántico.   

domingo, 14 de mayo de 2017

Houwenema (La Yuca o La Yuquita) de Edzade Tom Doa

Por Dairo Barriosnuevo*


https://www.youtube.com/watch?v=XQnxRg5QxtM

"Houwenema" de "Edzade Tom Doa" sonido este, que fuera traído del lejano país africano de Togo, y que fuera conocido en el mundo picotero y verbenero con el piconema de "La Yuca o La Yuquita" es uno de los extraños temas de música, cuyo sonido se asemeja a la música folclórica de la cultura indígena de los Wayuu, quienes población que se encuentra asentada en el norte del caribe de Colombia y Venezuela.

Picó El Conde de Cartagena
Cabe destacar, que este particular sonido musical folclórica de Togo, el cual fuera lanzado y promocionado y convertido en un éxito musical en la región, fue a consecuencia de una alianza estratégica musical que tenían dos aparatos de sonido, hago referencia a los picós: El Conde de Cartagena y El Solista de Soledad. Según Jairo Ramos, este disco, fue inicialmente un exclusivo del picó El Conde de Cartagena a finales de la década de los 70 y principios de los 80.

El Solista de Soledad
Jairo Ramos cuenta además, que al parecer, era de los discos claves que en ocasiones especiales, durante las competencias de música y sonido entre los picós, El Conde, se lo prestaba al picó El Solista de Soledad, quien lo dio a conocer en la ciudad de Barranquilla y toda su área metropolitana.

Según Saul Enrique Genuino y Juan Carlos Mercado Ríos, el país de Togo, se encuentra al norte del golfo de Guinea. Lo cierto es, que este éxito musical picotero y verbenero, salió al mercado re grabado en una prensa local, además mezclado nuevamente a finales de los 90 en formato de CD, cuando la música en pasta o vinilo, pasó a ser subestimada ante la llegada de los nuevos formatos digitales, en este sistema de sonido del caribe colombiano.

Agradecimientos:

Jairo Ramos
Saul Enrique Genuino
Juan Carlos Mercados Ríos

Fotos: Africolombia y Fukafra

* Artista Plástico e Investigador Cultural

sábado, 11 de marzo de 2017

Procedencia de la palabra "Champeta"

Por Enrique Luis Muñoz Vélez*
Foto: Mirjam Wirz
Todos los orígenes son inciertos, espurios e imprecisos y el fenómeno de la champeta no escapa a esa realidad. Haciendo un escarceo, diremos que primero surge el término quizás entre los años 1969 1972 en los sectores populares del barrio La Quinta en la caseta La Subway de Luis Marriaga, y en la Dinámica de Víctor Zambrano en el barrio Olaya Herrera. Para la época señalada, hace transito la nomenclatura champeta para referenciar al individuo torticero y problemático que en los bailes de dichos barrios sacaba un fierro (cuchillo de hoja ancha) intermedio entre entre la machetilla o soco y el cuchillo de cocina: término que calificaba a un ser pendenciero. Posiblemente, entre los efectos del trago y la ingestión de drogas alucinógenas, se tiraba con sus actos las parrandas de fin de semana.
Foto: Mirjam Wirz
El vocablo se dio con el desarrollo de la salsa en los barrios populares de Cartagena en las casetas anteriormente citadas, hasta extenderse en otros lugares donde el término fue adquiriendo cierto tipo de identidad para señalar a personas indeseables en cualquier nivel social hasta equipararlo con el ser vulgar. Luego paso a significar a las personas de bajo recursos ataviados con pantalones de cuadros boca ancha confeccionados con una tela sintética conocida como terlenka, que ya había pasado de moda, y camisas de rayas de colores fuertes: el calzado era de plataforma o en su defecto unos zapatos de caucho especie de tenis y con un inmenso colgarejo que llevaban en el hombro (grabadoras grandes a todo volumen), para rematar en una peinilla grande y ancha expuesta a la vista de todo el mundo en el bolsillo del pantalón. El estereotipo se fue familiarizando en los barrios populares para resurgir nuevamente para rotular un tipo de música urbana de sustrato africano en las zonas marginales de cartagena conocida como champeta.
Foto: Mirjam Wirz
* Investigador cultural
Diseño, edición y recreación: Dairo Barriosnuevo
Nota Bibliográfica:
La Música Popular: Bailes y Estigmas Sociales, La Champeta, La Verdad Del Cuerpo. Huellas: revista de La Universidad Del Norte.

viernes, 21 de octubre de 2016

NOSS TERRA MESTE MU (LA PAPA ROCIADA) DEL GRUPO CRETCHEU

Por Dairo Barriosnuevo*

Portada del disco
El audio original del track "Noss Terra Meste Mu" en 33 RPM : https://www.youtube.com/watch?v=2Rm2DpvAO5M

Según el veterano picotero (Disc Jockey) Jero Fajardo, este disco, el cual es gran éxito musical, hace aparición en el caribe colombiano a través de un marino cartagenero llamado Dicson Villera, perteneciente al emblemático buque ARC Gloria, eso fue para el año de 1983.

Jero Fajardo Herazo
Noss Terra Meste Mu, es el nombre original de este corte musical perteneciente a la agrupación "Cretcheu" nombre de la agrupación, que según el investigador cultural puertorriqueño: Errol Montes Pizarro, significa (Amor) en creole, del lejano país africano de Cabo verde.

Errol Montes Pizarro
Curiosamente, la pieza musical Noss Terra Meste Mu, no es el éxito predilecto de este L.P. por los colombianos, el cual, fue escogido, bailado y degustado por los melómanos y rumberos de la ciudad de Cartagena (Bolívar). Realmente, es el primer corte del lado B llamado "Fidjos D´ Africa" el cual, recibió el curioso apelativo de "La Bolsa" por aquel fenómeno social de onomatopeya, que al parecer en sus coros y estribillos, pareciera decir la bolsa.

Audio del disco éxito el caribe colombiano "Fidjos D´Africa" del grupo Cretcheu: https://www.youtube.com/watch?v=26Ve5AQLFN0

Respaldo del disco
Cabe destacar lo siguiente, que si el éxito musical Fidjos D Africa, por el fenómeno llamado como "Piconema" (apodo o apelativo)  recibió ese nombre, el siguiente corte musical: Noss Terra Meste Mu, recibió el de "La Papa Rociada"

El audio del track "Noss Terra Meste Mu en 45 RPM: https://www.youtube.com/watch?v=08anRPCJnkU

Lo curioso de todo este asunto no para aquí, sino que este L.P. el cual viene producido oficialmente, en un formato de 33 RPM, en Colombia: Noss Terra Meste Mu o La Papa Rociada, es bailado y degustado hasta el cansancio, en una revolución de 45 RPM. La gente no solo baila este éxito con esta alteración, sino que lo conoce de esta manera y no de otra, de la manera como naturalmente viene producido.

Picó "El Diony" de Puerto Badel (Bolívar)
El primer aparato de sonido, que tuvo este disco en su caja de música (discoteca) y que lo dio a conocer fue El Picó El Diony, del corregimiento de Puerto Badel (Bolívar).

Notas bibliográficas:

Jero Fajardo Herazo
Errol Montes Pizarro

Fotografía:

Edgar Magdaniel, Facebook y Fukafra.


*Artista plástico e Investigador Cultural.

domingo, 7 de agosto de 2016

EL PICÓ: ENTRE ESTRELLAS, LÁMINAS DE ZINC Y PROHIBICIONES

Por Iván Osorio M *

Foto de Mirjam Wirz
Aunque ha insistido, Fabian Altahona, investigador y promotor apasionado del picó, no ha podido dejar de recordar, con nostalgias devastadoras, aquellas noches febriles de juventud, donde los únicos límites existentes para quienes querían disfrutar de la potencia sonora de aquellos descomunales aparatos, cómplices de tantas noches de amor y pasión, eran las estrellas y luceros, testigos mudos de tantas irreverencias y las paredes de láminas de zinc que arropaban la verbena, para que no se pudiese escapar, ni por un instante, el misterio bendito de la libertad y el goce.

Son precisamente esas nostalgias de libertad, las de Fabian, pero también las nuestras, las que nos llevan a indagar acerca de los límites y, por tanto, de las persecuciones que a lo largo de la historia han sufrido las diferentes expresiones artísticas populares, de una manera particular aquellas que arrastran, sin causa alguna, el lastre de lo bajo, subversivos o, incluso, lo de “mal gusto”, en nuestro caso, las del picó y todos perendengues.
Fabian Atahona
Fue en este ejercicio de mirar hacia atrás, para observar, con asombro y muchas veces con dolor, de dónde venimos y hacia dónde vamos que pudimos constatar que desde los tiempos de la colonia y hasta hace pocas décadas, bailes populares como la cumbia, el bullerengue, el fandango, el mapalé, entre otros, eran vistos y juzgados como algo menos que ritos paganos que iban contra de la moral y las buenas costumbres; costumbres establecidas por las aristocracias dominantes con ayuda, en más de una ocasión, de las autoridades eclesiales de cada época, que pretendían, sin disimulo alguno, privilegiar los ritmos europeos, muchos de ellos conservadores en sus expresiones corpóreas, frente a las nativas danzas populares, ricas todas, en movimientos y cadencias convulsivas hasta lo imposible, cargadas, en sí mismas de un alto grado de sensualidad y erotismo que escandalizaban a los buscadores de almas poseídas.

Foto de Mirjam Wirz
En ese recorrido pudimos volver a sentir las reminiscencias por el terruño que se dejó atrás, combinado con cierto aroma a miseria ancestral, todo ello amalgamado y hecho realidad en las barriadas populares de las urbes de la América Latina indómita y de las del Norte, siempre nostálgica y excluida que reivindicaba a través de la mezcla de ritmos africanos, puertorriqueños, venezolanos, dominicanos, haitianos, entre ellos el jazz, de manera específica el jazz afro-cubano, el modo de ser, sentir, pensar y, por tanto, de celebrar de sus gentes y, que por cosas de la bendita costumbre de llamar a algo o a alguien no por lo que es, sino, sobre todo, por el hecho anecdótico que le rodea, terminó llamándosele “salsa”, por ser una combinación de varios elementos.

Pero como siempre en ésta, nuestra historia de señalamientos y exclusiones permanentes, bastó saber quiénes eran los que aceptaban, bailaban y, por supuesto, gozaban este nuevo estilo musical de orígenes populares para que aparecieran los “inquisidores” culturales sentenciando que era música repudiable de ladrones, vagos y viciosos que contaba historias de mal gusto, reflejaba costumbres mala mañosas y promovía amores de dudosa procedencia, en contra, todo ello, de la sana moral y la recta conciencia. Como prueba que confirmara sus sospechas se valieron del contundente testimonio (para sus fines) de “vagos” de la talla de: Miguelito Valdés, Cortijo y su Combo, Ismael Rivera, Mongo Santamaría, Justo Betancourt, La Lupe, Héctor Lavoe, Roberto Roena y Joe Bataan, entre otros que, entre canción y canción, concierto y concierto y, obviamente, entre parranda y parranda, dieron más de un motivo de que hablar a los buscadores de espíritus extraviados ansiosos todos ellos de castigo y purificación para quienes se atrevían, con tanta desfachatez, a darse licencias no permitidas en asuntos inviolables como los correspondientes al goce y al cuerpo.

Foto de Mirjam Wirz
Y qué decir de la champeta, de una manera particular de la “champeta criolla” que desde sus orígenes ya estaba condenada eternamente a portar el sello de la ignominia que marca de por vida a ciertos vástagos. Porque hablar de champeta y, por ende, de champetero y champetera, en definitiva, es para aquellos que buscan ritmos más apacibles, con igual estilo de letras que evite toda referencia a la vida cotidiana del hombre del común, es hablar de vicios, delincuencia, baja calaña, muladar, etc., puesto que la propuesta que ofrece la champeta gira, precisamente, en torno a resaltar aquellas historias de los habitantes de los sectores populares de las urbes caribeñas, de manera especial, de la Cartagena de Indias segregada y olvidada, que refleje, sin tantas elaboraciones estéticas, las luchas intestinas por la supervivencia cotidiana y los esfuerzos que ello trae consigo. Algunas de esas narraciones, entonces, hacían canción los esfuerzos cotidianos por un mejor vivir, por la casa anhelada para la mamá y los hijos. Otras revestían de música los relatos acerca de la “lea” (mujer o novia) apetecida, pero esquiva, el amigo que “torció” el camino, el que ya no está o está muerto o aquel que por su mala cabeza terminó “…fumando esa mala hierba.”, como lo dice en una de sus champetas Hernán Hernández  y que ha hecho bailar, con tanto frenesí, a más de uno que busca a través de estas letras descifrar, de una vez por todas, sus propias tragedias.


Desde esta realidad de persecuciones y señalamientos, atrevimientos y transgresiones, decretos y disposiciones, surge una máquina sonora que en el devenir de la historia celebrativa del Caribe colombiano irreverente, se constituye en instrumento propicio, tótem convocador, y, últimamente, en discoteca ambulante y que algunos fanáticos sin cura de los ritmos afro-caribeños han denominado, sin atisbos de equívocos voluntarios, como “su majestad”, el picó.

Picó El Negro Rumbero, año de 1988.
Es el picó y su escenario natural y legítimo: la verbena, los que reivindican el derecho del pueblo a celebrar a su estilo, en contra de cualquier principio e ideología impuesta y, en ese celebrar, permiten que éste, eternamente segregado, se pueda reunir en torno al goce, al sentirse libre, auténtico y reconocido, muy a pesar de las reducciones, en cuanto a tiempo y espacio, a las que se ven sometidos permanentemente. Frente a un picó se es irreverente, rebelde, contestatario, incluso, agresivo, pero sólo con la irreverencia, rebeldía, contestación y agresividad que se expresa a través del cuerpo que baila y que pretende romper, por medio de sus peculiares cadencias, con todos aquellos modelos establecidos por las clases dominantes. Como lo señala la antropóloga María Sanz Giraldo en su Monografía: Fiesta de Picó: Champeta, Espacio y Cuerpo en Cartagena, Colombia, a propósito de lo que ella denomina como "estigmas efectivos", frente a todo esto que hemos planteado: “…así que el peligro, no es tanto salir del picó apuñalado con champeta, sino contaminarse de lo negro y caer en la tentación de disfrutar sin medida de estos bailes “calientes”.”

Es por ello que nos atrevemos a sostener que la persecución a la cual se ven sometidos, en la actualidad, el picó, la verbena, la champeta  y toda la variada propuesta musical que estas realidades encierran en sí mismas, no es más que la expresión del temor de unas élites, a las manifestaciones lúdicas, sociales y culturales de un sector de la población reprimido y excluido por ellas, que a través de éstas podrían transgredir (y de hecho lo hacen), como lo afirmamos desde el inicio de este artículo, la “armonía” social establecida por estas clases dominantes y, ello conllevaría, a que estos colectivos humanos marginados generen espacios auténticos de reconocimiento de su propia historia.

El picomandante Alex Alemán
¿Quién permitió que un Alex Alemán, maestro de maestro en el arte de exorcizar aburrimientos y depresiones, propietario del legendario picó “El Timbalero”, hijo de un zapatero alegrón del barrio Rebolo, de la noche a la mañana lo llamen con tal atributo de Maestro, sin pasar por universidades de abolengo que acrediten su experticia en algún “buen oficio”?, Ello encuentra sentido en el “sitio de libres” que origina un picó y su escenario, la verbena. Porque es precisamente allí, donde estos colectivos marginados y sus personajes más relevantes, logran algún reconocimiento social, a partir de la expresión sonora y bailable de su propia historia de exclusión y marginalidad y, por tanto, reivindican el derecho que poseen a sus propios conceptos sociales, culturales y estéticos aún en contra vía de lo que la sociedad en general, a través del sofisma de  las “buenas costumbres” les quiere imponer.

Por todo esto, hacemos un llamado urgido a las entidades gubernamentales nacionales, pero, sobre todo a las distritales, desde las entrañas celebrativas que como barranquilleros poseemos, para que apropiados del espíritu de la Carta Magna de nuestra Nación que busca, en esencia, el respeto de toda expresión cultural identitaria, se esfuercen por la promoción de escenarios que posibiliten la preservación de estas manifestaciones culturales, desde la aceptación a la multiculturalidad expresiva del ser.

Obra El Timbalero de Dairo Bariosnuevo: 1 x 70 cm. Dibujo a lápiz de color 
Y que, de una vez por todas, no siga siendo sólo un cuadro del maestro Dairo Barriosnuevo y un sueño quimérico de Fabian Altahona la posibilidad de ser libres y autónomos a través , por ejemplo, de un picó, con la irreverencia que sólo puede interpretar el pueblo, el de la esquina, el del bordillo. Para volver, por siempre jamás, al patio grande de la casa de todos y simular allí, en cada baile de picó, una pelea de gallos, a la luz de las estrellas y luceros, donde no se pierda la vida, sino que se queda moribundo el placer, donde no hay sangre pero si pasión; donde cada apuesta no es por dos, ni por uno, sino por todos; cuando se gana, no se cobra, por el contrario, se da y en donde las láminas de zinc no son un límite, sino una manera de preservar el derecho legítimo a gozar siendo nosotros mismos.

Maestrante investigador de la Maestría en Lingüística – Análisis del Discurso
Universidad del Atlántico
Licenciado en Ciencias Religiosas
Pontificia Universidad Javeriana

Fotografías: Mirjam Wirz
Diseño, edición y recreación: Dairo Barriosnuevo