jueves, 28 de febrero de 2013

EL ARTE PSICODÉLICO DE BELIMASTTH


 Por Dairo Barriosnuevo*


Belisario De La Mata (Belimastth) en su taller del barrio San Roque en Barranquilla.
Belisario De La Mata, nace el primero enero de 1945 en el municipio de Santa Ana, Magdalena. Belimastth, como él mismo se hiciera llamar a través de su reconocida firma de pintor, era un personaje vistoso y hasta muy colorido, con los atuendos del hombre urbano y caribeño de los ambientes populares, especialmente en los círcuitos y contextos influenciados y dominados por la música salsa, pues, él, fue producto de esa generación melómana, de los años sesenta en la ciudad de Barranquilla. Cuentan los que lo conocieron que era un bacán y que de vez en cuando le gustaba exhibirse zapateando como bailarín.

De Belimastth el artista pintor, hay que decir que su mejor obra fue él mismo. El Beli era un artista verdaderamente tangible y no me refiero a que haya sido un sujeto de prensa o televisión, sino que siempre estuvo presente en el espacio público a través de sus intervenciones artísticas y/o publicitarias. Combinó el arte y la publicidad e hizo de la publicidad todo un arte.

Durante casi toda su vida en Barranquilla, Belimastth pretendió ser académico, quiso acceder a los restringidos círculos del arte en su momento, participó en una que otra exposición colectiva regional donde se destacó por ser muy controversial y polémico. Siempre tuvo en la mira como todo artista que sueña, con la consagración y ante todo ser exitoso, que para él significaba su realización económica, siempre deseó con mucha avaricia, amasar fortuna a través de su trabajo plástico, sin embargo, su afán y lucha, lo llevo a explorar y experimentar técnicamente, lo que pudo y lo que apenas hoy, le llegamos a reconocer. A Beli, le tocó acomodarse y vivir de un recurso sostenible hasta el final de su vida, con su arte y publicidad, el cual no es para nada comparable con su enorme popularidad, eso sí, adquirida y sin prejuicios y con mucho tesón, además, sin el acompañamiento de los diferentes medios de comunicación que en ese momento había en esta ciudad.

Este entre muchos otros, fue uno de los memorables trabajos de Belimastth en el mundo picotero de los años 70s.

Este artista de gran acogida y reconocimiento por los sectores populares de Barranquilla, me refiero al pueblo, al ciudadano común y corriente, a la gente de a pie, que de ser profesional lo era en otras áreas del saber y que mayoritariamente, es de muy baja escolaridad, los que ahora en estos tiempos llaman analfabeta del arte y la cultura, y que supuestamente, no sabe, ni tiene idea de lo que son las artes plásticas. Pues bien, Belimastth, a través del tiempo, cometió la hazaña de crear un público para el consumo de su obra, los que en estos tiempos de las redes sociales los artistas llaman fans o seguidores, precisamente, en el caso de Belimastth, eran estos los que hacían presencia cada vez que este actor ejecutaba uno de sus trabajos en pleno espacio urbano y abierto al público.

El desprevenido transeúnte, que de casualidad pasaba por el lugar del acontecimiento, se sumaba a la ya cantidad de mirones, que desde temprano se acomodaban para verlo pintar. No estoy exagerando, por algunos momentos esta multitud hasta ocasionaba el trancón del tráfico automotor. El show man de este acto creativo que nadie se quería perder, era como el de una sección de un action painting, igual o superior a la de cualquier muestra programada en una gran sala de exposición de arte internacional.

Su ritual creativo comenzaba desde la bohemia, pues tenía un fuero especial que le permitía hacer uso de una dosis personal para evocar el mito de la inspiración, en tiempos en que éste acto era una conducta socialmente cuestionable. Luego lanzaba brochazos en todas direcciones, tiraba y salpicaba la pintura usando la técnica del dripping, aprovechaba la textura irregular de cualquier muro para de allí extraer formas. Era muy rápido y en poco tiempo se devoraba muchos metros cuadrados de pared con increíble habilidad y maestría, logrando unos acabados preciosos.

Ya lo decíamos anteriormente, El Beli fue un tipo de bien, chévere, un bacán, sin embargo, fácilmente dejaba entrever su mal genio cuando los mirones, en especial los mamagallístas y jóvenes necios que revoloteaban como moscas, interrumpían y lo sacaban de su labor creadora.
                                                                                             
Después del proceso de manchado y cuando a punta de aerógrafo y pincel, comenzaban a aparecer las imágenes como por magia, los curiosos agolpados a sus espaldas, exclamaban con asombro frases como: “¡¡¡ Nojodaaa, ese man si pinta!!! ¡¡¡ Ese man es la biblia...!!!” entre otras.
   
Foto: Donaldo Donado Viloria
  
A mediados de la década de los setentas se anuncio un concurso que consistía en hacer un homenaje a la ciudad de Barranquilla a través de un gran mural en el espacio público. Belimastth en tan sólo tres días, creó uno de estos en la calle Murillo con la carrera 41, el que llamó “Barranquilla al desnudo,” mural que genero cualquier tipo de comentarios de admiración por su gran magnitud y belleza. Luego de cierto tiempo, el propietario de la edificación donde estaba plasmado el mural lo la mandó a demoler, porque se le ocurrió poner un ventanal para exhibir a la venta unas motocicletas. Según cuenta la prensa, todo el mundo en la ciudad le molestó la demolición de una imagen que servía como un referente en la avenida y ciudad, la gente se enardeció y apedreó el nuevo local comercial. Este acontecimiento resultó ser el tema de la prensa escrita durante todos esos días en la ciudad de Barranquilla.

Para el mes de agosto de 1984, también en la calle de Murillo con la carrera 27, Belimastth nuevamente realizó un inmenso mural en el que dejo ver su gran destreza plástica. Esta vez el tema como pretexto fue aquella memorable paloma de la paz, el símbolo de una campaña presidencial de Belisario Betancourt quien era El Presidente de Colombia para la época.

Belimastth realizó varios murales de gran impacto para la ciudad de Barranquilla, como el del Centro comercial Ley calle 72 con carrera 46 esquina. El mural del Centro Social Don Bosco de la calle 17 con carrera 30. Una vez hizo una Virgen Del Carmen en una rustica paredilla del barrio Rebólo: calle 27 con carrera 27, esta imagen fue tan bien concebida desde el punto de vista estético, que la gente pasaba, se persignaba, oraba y le dejaba flores. El sitio siempre permanecía lleno ramos y velas encendidas. Lamentablemente, todos estos trabajos de espacio público desaparecieron, y se debe en gran parte al desconocimiento y a la falta de aprecio de la ciudad hacia este tipo de iconografía, las acciones mercantiles y vándalas que todo lo demuele y daña, pero también el uso de técnicas acrílicas efímeras y poco apropiadas de parte del artista, en un medio ambiente con abundante salitre, humedad y los inclementes y soleados días que tenemos y que todo lo corroe.
                                                                             
Belimastth como todo buen artista que ama y valora lo que hace, manejó muy bien su autoestima, siempre fue celoso y hasta ególatra. Consideraba que el arte era costoso y que la gente tenía que pagarlo bien, eso sí, teniendo en cuenta la condición económica a la que dirigía su arte, nunca se regalaba y sus tarifas estaban por encima de los de otros publicistas y pintores.


El cantante de salsa Cheo Feliciano en la sede del picó El Solista pintado por Belimastth en el año de 1985. Foto de El Heraldo.
Detalle de la consola del picó El Solista en el año de 1985. Foto: Todomono Diseño.
Entre sus colegas y compañeros tenía una imagen de presumido y soberbio, de una persona mala clase, todo gracias a la manera de referirse a los trabajos ajenos, se divertía siendo cruel y desalmado. Belimastth empleaba un lenguaje antipático, grosero, y hasta repelente, el cual era reflejado a través de expresiones escritas debajo de su firma, como si se tratara de jingles; expresiones grabadas sobre discos muy utilizadas en la guerra entre picós (sound system). Frases escritas como: “¡nadie más!, ¡cópiate copión! ¡Soy el mejor!” Estas expresiones ya venían siendo utilizadas por el gremio de pintores que decoraban los buses urbanos de Barranquilla. De modo que, se masificaron en los letreros políticos, tiendas de barrios y hasta kioscos y carretillas de toda índole, desatando una entretenida y divertida contienda de frases y expresiones entre los diversos pintores de publicidad.

Esa actitud de Belimasth me recuerda la lengua sin pelos del artista español Salvador Dalí, quien hacía lo mismo con sus colegas contemporáneos, por ejemplo: dijo que” Henry Moore, ¡es un inglés!, ¡Con Bracque: nos saludamos, pero no nos hablamos!, Matisse: triunfo del gusto burgués y de la promiscuidad. Bretón: ¡tanta y tanta intransigencia por tan insignificante decadencia!, ¿Kandinsky? Está claro: jamás podrá haber un pintor ruso. Pollock: no es tan malo como Turner, porque es aún peor”.*1

Para el año de 1968, después de que el pintor Gerson Costa iniciara y le diera vida al arte picotero, Belimastth se convertiría uno de los más brillantes pintores del arte del arte picotero, al decorar para unos carnavales de Barranquilla el frente de los parlantes del picó El Perro de Cartagena, una máquina de sonido célebre para entonces. Según él, pintar la tela de un picó reconocido como en este caso, le significaba más prestigio como pintor, y se le traducía en más demanda de trabajo en este nuevo mercado, y que en su momento se le abría.

Picó El Guajiro, de la ciudad de Cartagena pintado por Belimastth, legendaria máquina de sonido de los años 80s,
foto: Deborah Paccini.
El Picó no solo se convirtió en vitrina para el arte de Belimastth, también para otros pintores como Gerson, Alsanders, Alcúr, William Gutiérrez entre muchos otros. Belimastth siempre incorporó a este arte un colorido muy llamativo que fue considerado por algunos académicos como de chillón y vulgar. No obstante, este artista siempre creyó ser el mejor entre los pintores, algo así como un Miguel Ángel del arte clásico europeo, pues, era el que mejor lo hacía y el que más gustaba. Tampoco le importaba mucho la calidad y la técnica que tuviera el trabajo de los demás, aunque el pintor viniera de procedencia académica, siempre y cuando no le significara un riesgo para el recurso sostenible que ya había adquirido en este medio popular.

Picó El Sandy Estéreo Zekuán de Soledad, maquina de sonido de principios del siglo XXI, pintada por Belimastth. 
     

Picó El Junior Láser Visión de Soledad, maquina de sonido de principios del siglo XXI, pintada por Belimastth.
             
Tal vez Beli tenía razón. Sin graduarse de alguna escuela de arte, siendo un artista natural, creó un movimiento pictórico urbano extraordinario y muy original. Fundó una gran escuela y dejó un legado cuyos alcances nunca dimensionó, a pesar de que este modo expresivo siempre fue subestimado y calificado como de arte callejero.

Belimastth fue el artista electo que pintó con su arte psicodélico, aquellas hermosas odaliscas rubias eróticas y estilizadas, en las zonas de tolerancia del popular barrio Chino, Bocas de Ceniza en Rebólo, El Boliche; las cantinas, bares y estaderos del centro de la ciudad, sitios preferiblemente ambientados por la música salsa, la cual tenía su espacio asegurado en Barranquilla. Se puede decir entonces, que el Beli transformó y embelleció en sus interiores y fachadas, las esquinas y espacios públicos de Barranquilla, como ningún otro artista pintor lo hubiera hecho durante cuatro décadas.

A fines de los 70, en declaraciones al diario El Nacional, Belimastth afirmó:”la satisfacción más grande que tengo es el hecho de haber podido llegar, a través de mis cuadros, plenamente a mi pueblo, como también al resto del conglomerado social. Pero para mí lo más importante es que mi pueblo me entiende, y eso para mí es un gran premio.”*2


Skorpion Disco Show, el ultimo de los trabajos que Belimastth hizo para un picó.
Belisario De La Mata, “El Popular Belimastth” falleció el pasado cinco de junio de 2006 en Barranquilla. En vida, evadía todo tipo de entrevista con periodistas y medios de comunicación, porque consideraba que estos no entendían su arte y siempre escribían cosas que nunca había dicho. Siempre le molestó que lo encasillaran en alguna tendencia artística o lo compararan con otro artista, así este hubiera sido uno de los grande maestros de la historia del arte universal.

En la primera edición de esta crónica, la cual fue realizada por este servidor y publicada a través de la Revista Dominical de El Heraldo, el 15 de octubre de 2006, cuatro meses después de su fallecimiento, gracias a estas líneas, que como un homenaje póstumo, lo reivindicamos, nadie hasta ese momento se hubiera dado por enterado, ni tampoco habría sido la importante noticia que para esos días fue, particularmente, para el mundo del arte y la cultura de nuestra región del Caribe colombiano.


Notas bibliográficas:

*1 articulo: Genio y Provocador. Revista Semana 12 de enero de 2004 edición No.1.132                                                         
*2 Diario El Nacional, Barranquilla 27 de diciembre de1978.

Fotografía: Donaldo Donado Viloria.

Portada del disco Salsa Picotera N.2

Fotografía: 1 de mayo de 1985, Revista Viernes Sábado y Domingo, de El Heraldo.

Fotografía: Todomono Diseño.

Fotografía: Deborah Paccini Hernández.

Fotografía: Archivo de Africolombia y Fukafra.


*Artista Plástico e Investigador Cultural